Esta vez os presento un plato muy especial, no es nada espectacular pero tiene el merito de ser un plato que comían mis abuelos en la posguerra, las sardinas de "casco" o "bota" era un plato de "pobres", una sardina, un tomate de colgar de los que se conservan todo el año y unos ajos sobre una hogaza de pan era algo muy común en aquella época.
Ingredientes para 2 personas:
4 Sardinas de "casco" o "bota"
4 Tomates de colgar o maduros
8 dientes de ajo
Aceite de oliva extra virgen
Pimienta negra
Sal Maldón
Las sardinas de casco es una sardina que se conserva en salazón, antiguamente las vendian en las tiendas de ultramarinos, yo las compro en una parada del mercado, la misma dónde adquiero el bacalao o salmón ahumado. Le pedi al dueño que me dejara hacer una fotografía a la bota de guardar las sardinas para que pudierais ver como se conservan. Él mismo sujetaba la bota y me pidió no salir en la foto.
La forma de elaborar el plato es muy sencillo, empezamos por raspar las sardinas con un cuchillo sin puas, salen fácilmente. Una vez quitadas las escamas, cortamos la cabeza y limpiamos la parte interior de la sardina, igual que hacemos con cualquier pescado.
Antiguamente se hacía de otra forma muy diferente y que recuerdo yo de pequeña, se cogían las sardinas y en el mismo papel que venian envueltas se colocaban en el marco de la puerta y al cerrarla las escamas quedaban aderidas al papel. Aunque yo lo hice de la primera forma que os explico.
Lavamos y partimos los tomates por la mitad, pelamos y cortamos los dientes de ajos por la mitad y en juliana.
En una sartén echamos el aceite de oliva y con el aceite todavía en frío ponemos los ajos y a fuego muy bajo dejamos que se vaya friendo, lo importante es que el aceite tenga aroma de ajo, no que el ajo se fría del todo.
Cuando empieza a ponerse transparente lo retiramos junto a dos cucharadas soperas del aceite. Reservamos.
Freímos las sardinas en la sartén y el aceite que hemos frito los ajos, dos minuto y le damos la vuelta, otros dos minutos y sacamos de la sartén.
Ahora ponemos los tomates partidos por la mitad, primero la parte partida, boca abajo, dejamos que se haga unos dos-tres minutos y le damos la vuelta, dejamos que se acaben de freír por el otro lado y reservamos.
Hay varias formas de presentar el plato, tal y como aparece en la fotografía del principio del post, colocando las sardinas con los ajos por encima, los tomates partidos y echando una cucharada del aceite de ajo por encima, espolvoreamos con pimienta negra y un poco de sal maldon.
O bien como lo hacían antiguamente en una hogaza de pan, cortamos el pan en hogazas, quitamos la piel a los tomates y colocamos el tomate triturado con el tenedor sobre el pan, los ajos fritos y la sardina sin espina desmenuzada, echamos por último una cuchara del aceite de ajo por encima.
Apuntes:
-Es un plato muy sencillo de elaborar, economico y muy sabroso a quién guste el salazón.
-Los tomates usados son los denominados de "colgar", es una variedad de tomate que se cultiva en el mediterraneo en verano, pero que "colgados" en un sitio fresco aguantan todo el año. Era la forma de conservar los tomates antiguamente cuando no existían ni los frigoríficos ni las variedades de hoy en día. Por suerte se siguen cultivando y conservando de la misma manera.
-Es una comida tradicional pero ya casi no se consume y no se encuentra en restaurantes ni siquiera como tapas, una lastima ya que hace unos pocos años todavía encontrabas en los bares.
Mi marido hizo un pan de pueblo para acompañar las sardinas, pan casero hecho con harina de fuerza, levadura fresca, un poco de agua y aceite de oliva, una pizca de sal y otra de azúcar. Bien amasado, dejando reposar un par de horas, volver amasar y al horno.
Gracias por tan rico pan, Jose.
Muy buen provecho.